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Vida :: Biografía de Amable Arias
Amable
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Biografía de Amable Arias

Nació en 1927 en Bembibre del Bierzo (León). En 1936 a poco de empezar la Guerra Civil, Amable sufrió un fatal accidente. Jugando en la estación, un vagón situado en vía muerta le aplastó contra un muro. A lo largo de cinco años tuvo que someterse a catorce dolorosas operaciones. Estos años le provocaron una cojera que le obligó a utilizar, cuando pudo moverse de nuevo, muletas durante toda su vida.

En 1942 la familia se traslada a San Sebastián. Fueron años llenos de tristeza y reclusión durante los cuales Amable no recibió ninguna enseñanza. El padre infringía frecuentes malos tratos a la madre y, finalmente les abandonó. Con alivio se interrumpió toda relación con él. La familia sobrevivió con dificultades y, procurándose penicilina de estraperlo, consiguió que Amable mejorase considerablemente.

Después de muchos años empezó a salir de casa e inició en el estudio de Martiarena unas esporádicas clases de dibujo. Las enseñanzas apenas ejercieron influencia sobre él, pero su vocación pictórica se convirtió en decisión irrevocable.

Consciente de su nula cultura, se propuso con una inteligente estrategia superar su falta de formación artística apoyándose en otros medios. Pasaba las mañanas leyendo en la Biblioteca Municipal, y por las tardes aprovechaba la cercanía del Teatro Principal en cuyo guardarropa trabajaba, para acudir de nuevo entre el inicio y el final de las representaciones. Sin rigor selectivo escogía los autores que había oído nombrar o aquellos que le resultaban más atrayentes por su fisionomía. Con casi veinticinco años entró de golpe desde el mundo de los tebeos al mundo de la filosofía, la ciencia y la literatura.

En 1956 pintas sus primeros óleos. Son paisajes de Bembibre y en ellos se descubre ya la fuerza de unos grafismos que serán una constante en su pintura.

Para su primera exposición individual, año 1958, salas Aranaz Darrás de San Sebastián, hizo tres grandes y magníficos Cristos. Aunque educado en un catolicismo casi fanático, para entonces ya había desterrado toda idea religiosa.

Amable, que usaba como estudio un amplio sótano en la donostiarra calle Garibay, decidió con su amigo pintor Rafa Ruiz Balerdi, organizar allí una exposición colectiva de oposición a la trasnochada línea “oficial” de la ciudad; llamada “De los 10” sentaría un precedente para el posterior desenvolvimiento de lo que sería el Grupo Gaur.

Cada vez más controvertido por su postura rebelde, en 1963 su exposición de los “Espacios Vacíos” en las Salas del Ayuntamiento crispó el ambiente de la ciudad hasta el punto de que el alcalde prohibió en el futuro cualquier otra manifestación parecida. El mito de un artista “raro” y poco conciliador siguió creciendo.

Amable siguió pintando paisajes en el Bierzo. De su visceral identificación con la tierra surge una despojada interpretación cada vez más próxima a la abstracción; aunque el retrato, siempre presente en su obra, le impide desprenderse de la figuración.

No se puede silenciar la importancia que la mujer tuvo en la vida de Amable. Tanto los testimonios personales como la repercusión que alcanzó la temática femenina en su obra plástica y en sus escritos corroboran este rasgo psicológico. Es posible que la deplorable figura paterna influyera en su valoración de lo femenino, pero más bien parece el resultado de un talante personal. La atracción que sintió por la mujer fue recíproca, porque, a pesar de estar tan alejado por su mentalidad, su físico y su manera de comportarse del estereotipo masculino, tuvo una gran capacidad de seducción.

De sus conversaciones con Sistiaga, amigo y pintor, críticas con la carencia de apoyos y falta de criterio de las instituciones, surgió la idea de mostrar su discrepancia organizando una muestra de tendencia abstracta que reuniera a los artistas guipuzcoanos. La participación de Oteiza impulsó un enfoque más ambicioso e influyó para la creación del Grupo Gaur en Guipúzcoa, compuesto por los pintores Basterretxea, Ruiz Balerdi, Sistiaga, Zumeta y Amable y los escultores Oteiza, Chillida y Mendiburu.

En 1964 expuso en la galería Neblí de Madrid, en 1965 en la galería Maeght de París, en 1967 en la Galería Barandiarán de San Sebastián...

Durante los años 1966-1967 se concentra en la “pintura del átomo” o “pintura de la gota” proceso reductor en el que va descomponiendo la materia por medio de pequeños toques. Son cuadros generalmente de gran tamaño en los que el vacío ocupa grandes áreas.

En 1970 coincidente con su encuentro con Maru Rizo que fue su compañera, alquiló un pequeño estudio en el que dio rienda suelta al torrente de imaginación e ideas que poseía. Se alejó de las actividades públicas y se concentró en su propia obra mientras sufría la marginación de los estamentos oficiales como consecuencia de toda una trayectoria en la que se impuso un estereotipo de “pintor maldito”.

Aunando las tendencias abstractas y figurativas sus cuadros se fueron poblando de personajes llenos de delicadeza, humor y utopía. Para Amable la obra artística abarcaba un campo total. No hacía distinción entre óleo, obra gráfica, escritura y sonido. Investigó con los métodos menos ortodoxos impidiéndole el vicio de acomodación.

Los últimos años de Amable, marcados por la proximidad de una muerte anunciada, promovieron en él un ardoroso deseo de apurar el tiempo con una actividad desbordante. Como casi todos los intelectuales y artistas avanzados de entonces, Amable sostuvo una postura antifranquista, y su reflexión ideológica y teórica le llevó a situarse en una línea radicalmente marxista. Murió en 1984 a consecuencia de un coma urémico por fracaso renal. Tenía 55 años.

Carmen Alonso-Pimentel

 

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